
Por creación, las personas, son agentes morales libres con la libertad de elegir1 su propio estilo de vida, que incluye la elección de los alimentos que comen. Sin embargo, la Biblia aclara que cada elección nos proporciona ciertos beneficios o consecuencias2. Las Sagradas Escrituras señala claramente el camino a seguir3 y las opciones recomendadas por el mismo Creador. En el jardín del Edén, nuestros primeros padres cayeron en pecado en el punto del apetito4 y nos han dejado un legado de debilidad5 sobre este punto. Jesús ayunó cuarenta días a fin de romper el poder del apetito6 y ganar para nosotros la victoria sobre el deseo de la carne7. Es sólo a través de Su poder en nuestras vidas que podemos ser victoriosos8.
La misión de la iglesia es la de compartir la voluntad de Dios9 expresada en la Biblia. El reto que enfrenta el ser humano es elegir obedecer la voluntad de Dios, o seguir las inclinaciones naturales del corazón humano (la mente). Los miembros de la Iglesia Adventista del Séptimo Día Movimiento de la Reforma estamos de acuerdo en tener una cosa indispensable en este campo para gobernar nuestras acciones: El dominio propio. Los alimentos han de ser elegido sabiamente, y no sólo para satisfacer los gustos. Por lo tanto, todos estamos unidos en nuestra decisión de abstenernos de alimentos y bebidas que conocemos que son perjudiciales, como la carne (incluido la carne de pollo y pescado), grasas animales, bebidas alcohólicas, té, café, bebidas con cafeína, el tabaco, los estupefacientes. Dado que todos estamos en armonía en este punto, los que ingresan en la iglesia deben ser, de ideas afines10, para poder cosechar junto no sólo los beneficios físicos11 de este régimen, sino el beneficio más importante, que es disfrutar de una mayor claridad mental y el discernimiento12 espiritual que podemos obtener a través de ella.
1 "Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová" (Josué 24:15).
2 "Pues tentaron a Dios en su corazón, pidiendo comida a su gusto. . . ." "Pero Dios no se agradó de muchos de ellos; por lo cual quedaron postrados en el desierto. Pero estas cosas fueron ejemplo para nosotros, a fin de que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron." "Como el gorrión en su vagar, y como la golondrina en su vuelo, así la maldición nunca vendrá sin causa. . . . cuando viniere como una destrucción lo que teméis, y vuestra calamidad llegare como un torbellino; cuando sobre vosotros viniere tribulación y angustia. Entonces me llamarán, y no responderé; me buscarán de mañana, y no me hallarán; por cuanto aborrecieron la sabiduría, y no escogieron el temor de Jehová, ni quisieron mi consejo, y menospreciaron toda reprensión mía: Por tanto comerán del fruto de su camino, y serán hastiados de sus propios consejos. Porque el descarrío de los ignorantes los matará, y la prosperidad de los necios los echará a perder. Mas el que me oyere, habitará confiadamente, y vivirá reposado, sin temor del mal. (Salmo 78:18, 1 Corintios 10: 5, 6, Proverbios 26: 2, 1: 27-33.)
3 Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre la faz de toda la tierra; y todo árbol en que hay fruto de árbol que da semilla, os será para comer." "No seas sabio en tu propia opinión: Teme a Jehová, y apártate del mal; Porque será medicina a tu ombligo, y tuétano a tus huesos." "Hijo mío, está atento a mis palabras; inclina tu oído a mis razones. No se aparten de tus ojos; guárdalas en medio de tu corazón. Porque son vida a los que las hallan, y medicina a todo su cuerpo." "¡Bienaventurada, tú, tierra, cuando tu rey es hijo de nobles, y tus príncipes comen a su hora, para reponer sus fuerzas y no para embriagarse!" (Génesis 1:29, Proverbios 3: 7, 8, 4: 20-22, Eclesiastés 10:17).
4 "Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto libremente podrás comer; pero del árbol del conocimiento del bien y el mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás. . . . "Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido y él comió con ella. . . . Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu esposa, y comiste del árbol de que te mandé, diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida; espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás" (Génesis 2:16, 17; 3: 6, 17-19).
5 "Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil." "Porque la carne codicia contra el Espíritu, y el Espíritu contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no podáis hacer lo que quisiereis" (Mateo 26:41, Gálatas 5:17).
6 "Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo. Y después que hubo ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. Y vino a Él el tentador, y le dijo: Si eres el Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. Pero Él respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" (Mateo 4: 1-4).
7 "Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo." "Digo, pues: Andad en el Espíritu; y no satisfagáis la concupiscencia de la carne." "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" (1 Corintios 15:57, Gálatas 5:16, Filipenses 4:13).
8 "Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque los que son de la carne, en las cosas de la carne piensan; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque la mente carnal es muerte, pero la mente espiritual, vida y paz: " "Y todo aquel que lucha, de todo se abstiene; y ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible; pero nosotros, una incorruptible" (Romanos 8: 3-6, 1 Corintios 9:25).
9 "Diles: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no me complazco en la muerte del impío, sino en que se vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros caminos; ¿por qué moriréis, oh casa de Israel? Porque yo no quiero la muerte del que muere, dice el Señor Jehová, convertíos, pues, y viviréis." "¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es" (Ezequiel 33:11; 18:32; 1 Corintios 3:16, 17).
10 "Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún refrigerio de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable y misericordias, completad mi gozo, que sintáis lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa." "¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?" (Filipenses 2: 1, 2, Amós 3: 3).
11 "Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al príncipe de los eunucos que se le permitiese no contaminarse. Y Dios puso a Daniel en gracia y en buena voluntad con el príncipe de los eunucos; y dijo el príncipe de los eunucos a Daniel: Tengo temor de mi señor el rey, que señaló vuestra comida y vuestra bebida; pues luego que él vea vuestros rostros más demacrados que los de los muchachos que son semejantes a vosotros, condenaréis para con el rey mi cabeza. Entonces dijo Daniel a Melsar, que estaba puesto por el príncipe de los eunucos sobre Daniel, Ananías, Misael, y Azarías: Prueba, te ruego, con tus siervos por diez días, y que nos den legumbres a comer, y agua a beber. Parezcan luego delante de ti nuestros rostros, y los rostros de los muchachos que comen de la porción de la comida del rey; y según lo que vieres, harás con tus siervos. Consintió, pues, con ellos en esto, y probó con ellos diez días. Y al cabo de los diez días pareció el rostro de ellos mejor y más robusto que el de los otros muchachos que comían de la porción de la comida del rey" (Daniel 1: 8-15).
12 "Así fue que Melsar tomaba la porción de la comida de ellos, y el vino que habían de beber, y les daba legumbres. Y a estos cuatro muchachos Dios les dio conocimiento e inteligencia en todas las letras y sabiduría; mas Daniel tuvo entendimiento en toda visión y sueños. Pasados, pues, los días al fin de los cuales había dicho el rey que los trajesen, el príncipe de los eunucos los trajo delante de Nabucodonosor. Y el rey habló con ellos, y de entre todos ellos no se halló ninguno como Daniel, Ananías, Misael, y Azarías; y así estuvieron delante del rey. Y en todo asunto de sabiduría e inteligencia que el rey les demandó, los halló diez veces mejores que todos los magos y astrólogos que había en todo su reino" (Daniel 1: 16-20). "porque eres pueblo santo a Jehová tu Dios, y Jehová te ha escogido para que le seas un pueblo singular de entre todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra. Nada abominable comerás" (Deuteronomio 14: 2, 3). "Si pues coméis, o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios" (1 Corintios 10:31).