Domingo
19 de abril
1. Él LOS AMÓ
a. ¿Qué está registrado sobre el amor de Jesús por sus discípulos justo antes de su sufrimiento y muerte? Juan 13:1; 15:12, 13.
“Jesús, el divino Maestro, les aseguró a sus discípulos su amor hacia ellos. Tomó sobre sí la naturaleza humana sin otro propósito que el de manifestar a los hombres la misericordia, el amor y la bondad de Dios al hacer provisión para la salvación y felicidad de sus criaturas.”—Consejos Sobre la Obra de la Escuela Sabática, págs. 120, 121.
b. A diferencia de Jesús, ¿qué espíritu controlaba a los discípulos cuando vinieron juntos para el servicio de la comunión? Lucas 22:24.
“Los mismos discípulos, aunque exteriormente lo habían abandonado todo por amor a Jesús, no habían cesado en su corazón de desear grandes cosas para sí. Este espíritu era lo que motivaba la disputa acerca de quién sería el mayor.”—El Deseado de Todas las Gentes, pág. 376.
“Los discípulos se aferraban a su idea favorita de que Cristo iba a hacer valer su poder y ocupar su puesto en el trono de David. Y en su corazón, cada uno anhelaba tener el más alto puesto en el reino. Se habían avalorado a sí mismos y unos a otros, y en vez de considerar más dignos a sus hermanos, cada uno se había puesto en primer lugar.”—Ídem., pág. 599.
Lunes
20 de abril
2. EL EJEMPLO DEL MAESTRO
a. ¿Qué acción de Jesús sorprendió a todos los discípulos? Juan 13:3–5.
“Era costumbre, en ocasión de una fiesta, que un criado lavase los pies de los huéspedes, y en esa ocasión se habían hecho preparativos para este servicio. La jarra, el lebrillo y la toalla estaban allí, listos para el lavamiento de los pies; pero no había siervo presente, y les tocaba a los discípulos cumplirlo. Pero cada uno de los discípulos, cediendo al orgullo herido, resolvió no desempeñar el papel de siervo. Todos manifestaban una despreocupación estoica, al parecer inconsciente de que les tocaba hacer algo. Por su silencio, se negaban a humillarse.”—El Deseado de Todas las Gentes, pág. 600.
“El Salvador, aquel a quien los discípulos amaban, se levantó, y dejó a un lado su manto, y tomando una toalla, se ciñó, vertiendo agua en el lebrillo. Precisamente entonces los discípulos fueron sorprendidos y avergonzados.”—The Review and Herald, 5 de julio de 1898.
“Esta acción [de Jesús] abrió los ojos de los discípulos. Amarga vergüenza y humillación llenaron su corazón. Comprendieron el mudo reproche, y se vieron desde un punto de vista completamente nuevo.”—El Deseado de Todas las Gentes, pág. 601.
b. Mencione la objeción de Pedro, su actitud, y la respuesta de Jesús a sus argumentos. Juan 13:6–9.
“Pedro no tuvo valor de poner sus pies contaminados en contacto con las manos de su Señor y Maestro; pero muy a menudo ponemos en contacto con el corazón de Cristo nuestras almas pecaminosas y contaminadas, quien odia tan solo al pecado. Oh, ¡cómo contristamos al puro y santo Espíritu de Cristo con nuestros contaminantes pecados! No estamos preparados para apreciar la sagrada comunión con Cristo y unos con los otros a menos que seamos limpiados por su eficacia.”—The Review and Herald, 5 de julio de 1898.
c. ¿Cuál es el significado de las palabras de Jesús: “El que está lavado, no necesita sino lavarse los pies”? Juan 13:10.
“Pedro y sus hermanos habían sido lavados en la gran fuente abierta para el pecado y la impureza. Cristo los reconocía como suyos. Pero la tentación los había inducido al mal, y necesitaban todavía su gracia purificadora. Cuando Jesús se ciñó con una toalla para lavar el polvo de sus pies, deseó por este mismo acto lavar el enajenamiento, los celos, el orgullo de sus corazones. Esto era mucho más importante que lavar sus polvorientos pies.”—El Deseado de Todas las Gentes, pág. 603.
Martes
21 de abril
3. LOS PIES POLVORIENTOS
a. ¿Cómo el lavamiento de los pies de los discípulos, por parte de Cristo, ilustra un principio eterno del cual todos los creyentes deben ser conscientes? Proverbios 10:12. ¿Qué revelan los resultados positivos de la acción de Cristo?
“La disensión siempre crea el odio, pero Cristo lo quitó en el acto del lavamiento de los pies de sus discípulos. Sobrevino realmente un cambio de sentimiento; se produjo la unión de los corazones y el amor mutuo. Se volvieron mansos, dóciles, y habrían concedido a cualquiera el lugar más elevado. Fueron preparados para participar de la última cena con fragantes sentimientos de amor, profundos y plenos, hacia su Maestro y los unos hacia los otros.”—The Review and Herald, 5 de julio de 1898.
“La acción de Cristo en el lavamiento de los pies de sus discípulos fue sagrada; su motivo al hacerlo así fue ocasionar, a través de la conmemoración de lo que Cristo había hecho por ellos, un estado de sentimiento tal donde no tuviera lugar la exaltación sobre los demás. Esta ordenanza debía llevar a cada hermano hacia una comprensión de los sentimientos de su hermano.”—Ídem., 14 de junio de 1898.
b. ¿Qué desea hacer el Señor por nosotros cuando, como humildes siervos, lavamos los pies los unos de los otros? Salmos 51:2, 7; Hebreos 10:22.
“No es humillante para el Maestro que le dejemos obrar nuestra purificación. La verdadera humildad consiste en recibir con corazón agradecido cualquier provisión hecha en nuestro favor, y en prestar servicio para Cristo con fervor.”—El Deseado de Todas las Gentes, pág. 602.
“Habéis confesado vuestros pecados y los habéis quitado de vuestro corazón. Habéis resuelto entregaros a Dios. Id pues a Él y pedidle que os limpie de vuestros pecados y os dé un corazón nuevo. Creed que lo hará porque lo ha prometido. Esta es la lección que Jesús enseñó durante el tiempo que estuvo en la tierra: que debemos creer que recibimos el don que Dios nos promete y que es nuestro.”—El Camino a Cristo, pág. 33.
“Cristo dio a entender a sus discípulos que el lavamiento de los pies no los limpiaba de sus pecados sino que la limpieza de sus corazones se evidenciaba por medio de este servicio de humildad. Si el corazón estaba limpio, este acto era todo lo que se necesitaba para revelarlo. Había lavado los pies de Judas; por eso dijo: ‘No estáis limpios todos’ (Juan 13:11). Judas trajo el corazón de un traidor a esta escena, y Cristo reveló a todos que Él sabía quien era el traidor de su Señor, y que el lavamiento de sus pies no era una ordenanza para limpiar el alma de su contaminación moral.”—La Fe Por la Cual Vivo, pág. 301.
Miércoles
22 de abril
4. UN SERVICIO DE HUMILDAD
a. ¿Qué bendiciones son prometidas a los que caminan humildemente ante Dios? 2 Crónicas 7:14; Isaías 57:15; Mateo 23:12; Santiago 4:6, 10.
“Toda ambición humana, toda jactancia, ha de echarse por tierra. El yo, el yo pecaminoso, debe ser abatido y no exaltado.”—Testimonios para la Iglesia, tomo 8, pág. 245.
“Cuánto más exaltada sea la opinión que tengamos de nosotros mismos, menos necesidad sentiremos de Jesús. La verdadera bondad nunca exalta al yo; pero los que están llenos de justicia propia siempre desean obtener la honra y la alabanza de los hombres. Han establecido una norma falsa, y tienen una opinión demasiado elevada de sí mismos. A todos los que caen sobre la roca, y son quebrantados, Cristo les edificará en verdadera pureza y santidad.”—The Review and Herald, 7 de agosto de 1888.
“Aquellos que sumisa y humildemente siguen su curso del deber, no para ser alabados, consentidos y honrados por los hombres, sino para glorificar a Dios, recibirán como su recompensa, la gloria, la honra y la vida eterna”. —Ídem., 22 de julio de 1890.
“Cristo dio a sus seguidores la ordenanza de lavar los pies para que ellos lo practiquen, a fin de enseñarles lecciones de humildad. Relacionó esta ordenanza con la cena. Se propuso que éste debería ser un período de escudriñamiento, a fin de que su pueblo tuviera una oportunidad de familiarizarse con el verdadero sentimiento de sus propios corazones hacia Dios y entre sí. Si existiera orgullo en sus corazones, tan pronto fuera descubierto por los honestamente equivocados, se ocuparían en este humilde deber. Si existiera egoísmo u odio, sería más rápidamente descubierto al ocuparse en esta humilde tarea. Esta ordenanza fue designada para producir confesiones mutuas, y para incrementar el sentimiento de longanimidad, de perdón hacia los errores de los demás, de amor verdadero y de preparación, a fin de participar en la solemne ordenanza de conmemorar los sufrimientos y la muerte de Cristo.”—The Signs of the Times, 25 de marzo de 1880.
b. ¿Cuál es el significado de la ceremonia de lavar los pies unos de los otros, y qué ordenó Jesús que hiciéramos en esta ocasión? Juan 13:12–17.
“Hay en el hombre una disposición a estimarse más que a su hermano, a trabajar para sí, a buscar el puesto más alto; y con frecuencia esto produce malas sospechas y amargura de espíritu. El rito que precede a la cena del Señor, está destinado a aclarar estos malentendidos, a sacar al hombre de su egoísmo, a bajarle de sus zancos de exaltación propia y darle la humildad de corazón que le inducirá a servir a su hermano.”—El Deseado de Todas las Gentes, pág. 605.
Jueves
23 de abril
5. “BIENAVENTURADOS SERÉIS”
a. Después que Jesús terminó de lavar los pies de los discípulos, incluso los pies de Judas, ¿qué predijo el Señor? Juan 13:21–26.
“El poder constrictivo de aquel amor [de Jesús] fue sentido por Judas. Mientras las manos del Salvador estaban bañando aquellos pies contaminados y secándolos con la toalla, el impulso de confesar entonces y allí mismo su pecado conmovió intensamente el corazón de Judas. Pero no quiso humillarse. Endureció su corazón contra el arrepentimiento; y los antiguos impulsos, puestos a un lado por el momento, volvieron a dominarle.”—El Deseado de Todas las Gentes, pág. 601.
b. ¿Qué deberíamos aprender de la triste experiencia de Judas, y cómo deberíamos acercarnos a la sagrada ceremonia del lavamiento de pies? Hechos 1:15–20.
“La práctica de las verdades que Cristo enseñaba se oponía a sus deseos y propósitos [de Judas], y no quiso renunciar a sus ideas a fin de recibir la sabiduría del cielo. En vez de caminar en la luz, escogió andar en las tinieblas. Acarició deseos perversos, la codicia, pasiones de venganza, obscuros y sombríos pensamientos, hasta que Satanás obtuvo la dirección completa de su vida.”—Los Hechos de los Apóstoles, págs. 445, 446.
“La realización del rito de la humildad demanda un examen propio. Los nobles principios del alma se fortalecen en cada ocasión tal. Cristo vive en nosotros, y eso atrae los corazones entre sí. Somos inducidos a amar fraternalmente, a ser bondadosos, tiernos, corteses en el servicio diario, y nuestros corazones pueden sentir los pesares ajenos.”—Comentario Bíblico ASD [Comentarios de E. G. de White], tomo 5, pág. 1113.
Viernes
24 de abril
PREGUNTAS DE REPASO PERSONAL
a. ¿Cómo la actitud de Cristo en el aposento alto era muy diferente al de sus discípulos?
b. ¿Por qué la acción de Jesús, de lavar los pies a sus discípulos, les consternó?
c. ¿Cómo la acción de Cristo cambió el corazón de los discípulos?
d. ¿Por qué la humildad es tan esencial en la vida cristiana?
e. ¿Qué bendiciones recibimos como resultado del lavamiento de los pies los unos de los otros?