Domingo
10 de mayo
1. EL PROPÓSITO DEL SANTUARIO
a. En esta tierra, ¿dónde prometió Dios morar entre su pueblo? Éxodo 25:8; 2 Crónicas 6:1, 2; Isaías 66:1.
“Cuando Moisés estaba por construir el santuario como morada de Dios, se le indicó que hiciese todas las cosas de acuerdo con el modelo que se le mostrara en el monte. . . Así también Dios, deseoso de hacer de Israel su morada, le había revelado su glorioso ideal del carácter. Le mostró el modelo en el monte cuando le dio la ley desde el Sinaí.”—El Deseado de Todas las Gentes, pág. 179.
“Todos los que aman el culto de Dios y aprecian la bendición de su santa presencia, mostrarán el mismo espíritu de sacrificio en la preparación de una casa donde Él pueda reunirse con ellos.”—Patriarcas y Profetas, pág. 358.
“La casa en la cual Jesús se encuentra con su pueblo debe ser limpia y atractiva. Si hay sólo unos pocos creyentes en algún lugar, que se edifique una casa pulcra pero humilde y, dedicándola a Dios, invitad a Jesús a que venga como vuestro huésped.”—Testimonios para la Iglesia, tomo 5, pág. 249.
b. ¿Cuál ha sido siempre el propósito de Dios en relación a su pueblo? Éxodo 29:45; Isaías 57:15.
“Desde las edades eternas, había sido el propósito de Dios que todo ser creado, desde el resplandeciente y santo serafín hasta el hombre, fuese un templo para que en él habitase el Creador.”—El Deseado de Todas las Gentes, pág. 132.
Lunes
11 de mayo
2. EL SANTUARIO TERRENAL
a. Cuando Moisés recibió el encargo de construir el santuario, ¿qué plan le fue mostrado? Éxodo 25:9, 40; Hebreos 8:5. ¿De qué era un modelo? Hebreos 8:1, 2.
“Las Escrituras contestan con claridad a la preguntita: ¿Qué es el santuario? La palabra ‘santuario,’ tal cual la usa la Biblia, se refiere; en primer lugar, al tabernáculo que construyó Moisés, como figura o imagen de las cosas celestiales; y, en segundo lugar, al ‘verdadero tabernáculo’ en el cielo, que era prefigurado por el santuario terrenal. Muerto Cristo, terminó el ritual típico. El ‘verdadero tabernáculo’ en el cielo es el santuario del nuevo pacto.”—La Fe Por la Cual Vivo, pág. 204.
b. ¿Cómo estaba dividido el tabernáculo, y qué servicio era llevado a cabo diariamente en el mismo? Ezequiel 45:4; Hebreos 9:2–5.
“El edificio se dividía en dos secciones mediante una bella y rica cortina, o velo, suspendida de columnas doradas; y una cortina semejante a la anterior cerraba la entrada de la primera sección. . .
Más allá del velo interior estaba el lugar santísimo que era el centro del servicio de expiación e intercesión, y constituía el eslabón que unía el cielo y la tierra. En este departamento estaba el arca, que era un cofre de madera de acacia, recubierto de oro por dentro y por fuera, y que tenía una cornisa de oro encima. Era el repositorio de las tablas de piedra, en las cuales Dios mismo había grabado los diez mandamientos. Por consiguiente, se lo llamaba arca del testamento de Dios, o arca de la alianza, puesto que los diez mandamientos eran la base de la alianza hecha entre Dios e Israel.
La cubierta del arca sagrada se llamaba ‘propiciatorio’. . .
Encima del propiciatorio estaba la ‘shekinah,’ o manifestación de la divina presencia; y desde en medio de los querubines Dios daba a conocer su voluntad”. —Patriarcas y Profetas, págs. 358–360.
Martes
12 de mayo
3. LA OFRENDA POR EL PECADO
a. ¿Qué provisión fue hecha para los pecadores que transgredían ignorantemente la ley? El sacerdote: Levítico 4:2–6; la congregación: Levítico 4:13–15; un jefe: Levítico 4:22–24; el pueblo común: Levítico 4:27–29.
“Día tras día el pecador arrepentido llevaba su ofrenda a la puerta del tabernáculo, y poniendo la mano sobre la cabeza de la víctima, confesaba sus pecados, transfiriéndolos así figurativamente de sí mismo a la víctima inocente. Luego se mataba el animal. ‘Sin derramamiento de sangre’, dice el apóstol, no hay remisión de pecados. ‘La vida de la carne en la sangre está’ (Levítico 17:11). La ley de Dios quebrantada exigía la vida del transgresor. La sangre, que representaba la vida comprometida del pecador, cuya culpa cargaba la víctima, la llevaba el sacerdote al lugar santo y la salpicaba ante el velo, detrás del cual estaba el arca que contenía la ley que el pecador había transgredido. Mediante esta ceremonia, el pecado era transferido figurativamente, por intermedio de la sangre, al santuario. En ciertos casos, la sangre no era llevada al lugar santo; pero el sacerdote debía entonces comer la carne, como Moisés lo había mandado a los hijos de Aarón, diciendo: ‘Dióla Él a vosotros para llevar la iniquidad de la congregación’ (Levítico 10:17). Ambas ceremonias simbolizaban por igual la transferencia del pecado del penitente al santuario.
Tal era la obra que se llevaba a cabo día tras día durante todo el año. Los pecados de Israel eran transferidos así al santuario, y se hacía necesario un servicio especial para eliminarlos. Dios mandó que se hiciera una expiación por cada uno de los departamentos sagrados.”—El Conflicto de los Siglos, págs. 470, 471.
b. ¿Cuándo fue establecido el sistema de sacrificios, y por qué? Génesis 4:3–5; Gálatas 3:19.
“Cuando el hombre cayó a causa de su transgresión, la ley no fue cambiada, sino que se estableció un sistema de redención para hacerle volver a la obediencia. Se le dio la promesa de un Salvador, y se establecieron sacrificios que dirigían sus pensamientos hacia el futuro, hacia la muerte de Cristo como supremo sacrificio. Si nunca se hubiera violado la ley de Dios, no habría habido muerte ni se habría necesitado un Salvador, ni tampoco sacrificios.”—Patriarcas y Profetas, pág. 378.
Miércoles
13 de mayo
4. EL SACERDOTE COMÚN
a. ¿Quiénes fueron llamados por Dios para ser sacerdotes del santuario? Éxodo 28:1; 29:4. ¿Qué ordenanza definida les fue dada? Levítico 10:9–11.
“Los sacerdotes que quemaban incienso delante de Jehová tenían que usar el fuego del altar de Dios que ardía día y noche, y nunca se apagaba. Dios dio indicaciones explícitas acerca de la forma en que debía realizarse cada parte de su servicio para que todo lo que estuviera relacionado con su culto sagrado estuviese de acuerdo con su santo carácter. Toda desviación de las indicaciones expresas de Dios en relación con su sagrado servicio era pasible de muerte.”—La Temperancia, pág. 39.
“Ayudado por sus hijos, Aarón ofreció los sacrificios que Dios estipulaba, y alzó sus manos y bendijo al pueblo. Todo se había hecho conforme a las instrucciones de Dios, y el Señor aceptó el sacrificio y reveló su gloria de una manera extraordinaria: descendió fuego de Dios y consumió la víctima que estaba sobre el altar.”—Patriarcas y Profetas, pág. 373.
b. ¿Con qué frecuencia debía el sacerdote ofrecer el sacrificio? Éxodo 29:39. ¿Qué representa esto en nuestros días? Salmo 55:17.
“Mientras de mañana y de tarde los sacerdotes entraban en el lugar santo a la hora del incienso, el sacrificio diario estaba listo para ser ofrecido sobre el altar de afuera, en el atrio. Ésta era una hora de intenso interés para los adoradores que se congregaban ante el tabernáculo. Antes de allegarse a la presencia de Dios por medio del ministerio del sacerdote, debían hacer un ferviente examen de sus corazones y luego confesar sus pecados. Se unían en oración silenciosa, con los rostros vueltos hacia el lugar santo. Así sus peticiones ascendían con la nube de incienso, mientras la fe aceptaba los méritos del Salvador prometido al que simbolizaba el sacrificio expiatorio.
Las horas designadas para el sacrificio matutino y vespertino se consideraban sagradas, y llegaron a observarse como momentos dedicados al culto por toda la nación judía. Y cuando en tiempos posteriores los judíos fueron diseminados como cautivos en distintos países, aun entonces a la hora indicada dirigían el rostro hacía Jerusalén, y elevaban sus oraciones al Dios de Israel. En esta costumbre, los cristianos tienen un ejemplo para su oración matutina y vespertina. Si bien Dios condena la mera ejecución de ceremonias que carezcan del espíritu de culto, mira con gran satisfacción a los que le aman y se postran de mañana y tarde, para pedir el perdón de los pecados cometidos y las bendiciones que necesitan.”—Ídem., págs. 366, 367.
Jueves
14 de mayo
5. EL SUMO SACERDOTE
a.¿Quién fue elegido por Dios para ser el sumo sacerdote en el santuario del desierto? Éxodo 29:5–7. ¿Cuál era el deber del sumo sacerdote?
Hebreos 9:25.
“Sólo una vez al año el sumo sacerdote podía entrar en el lugar santísimo después de preparativos sumamente solemnes y cuidadosos. Ningún ojo mortal, salvo el del sumo sacerdote, podía contemplar la sagrada grandiosidad de este compartimiento, porque era la morada especial de la gloria visible de Dios. El sumo sacerdote siempre entraba temblando, mientras la gente aguardaba su regreso en medio del más solemne silencio.”—La Historia de la Redención, tomo 1, pág. 159.
b. Mientras el sumo sacerdote ministraba en el lugar santísimo en el Día de la Expiación, ¿qué debía hacer el pueblo? Levítico 23:27–32. ¿Cuándo comenzó el Día de Expiación en el cielo? Daniel 8:14; Isaías 22:12–14, 20–22 (compárese Apocalipsis 3:7, 8).
“En 1844, nuestro gran Sumo Sacerdote entró en el lugar santísimo del santuario celestial para comenzar la obra del juicio investigador. . . Cuando la obra de expiación era realizada por el sumo sacerdote en el lugar santísimo del santuario terrenal, se demandaba que el pueblo afligiera su alma delante de Dios y confesara sus pecados para que pudieran ser expiados y borrados. ¿Se requerirá algo menos de nosotros en este día real de expiación, cuando Cristo, en el santuario de lo alto, está intercediendo a favor de su pueblo, y se ha de pronunciar en cada caso una decisión final e irrevocable?” —Mensajes Selectos, tomo 1, págs. 145, 146.
Viernes
15 de mayo
PREGUNTAS DE REPASO PERSONAL
a. ¿Qué bendiciones resultan de tener un santuario para adorar a Dios?
b. Moisés vio un modelo del carácter de Dios (los Diez Mandamientos) y un modelo de su morada. ¿Cómo están relacionados los dos?
c. ¿Cómo funcionaba el sistema de sacrificios en el Israel antiguo, y cómo funciona esto hoy?
d. ¿Qué sucede cuando descuidamos el culto de la mañana y de la tarde?
e. ¿Por qué es importante comprender el Día de Expiación?