Back to top

Sabbath Bible Lessons

La Vida de Abrahán

 <<    >> 
Lección 3 Sábado, 21 de enero de 2017

La Descendencia Prometida

“Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo” (Gálatas 3:16).

“La dádiva prometida a Abrahán y a su simiente incluía no sólo la tierra de Canaán, sino toda la tierra.”—Patriarcas y Profetas, pág. 167.

Lectura adicional:   Patriarcas y Profetas, págs. 141–151. 

Domingo 15 de enero

1. LA SIMIENTE DE LA PROMESA

a. Aunque Abrahán había pedido a Dios un descendiente que sea su heredero, ¿con cuántos hijos prometió Dios bendecirle? Génesis 13:15, 16; 15:2–5.

b. ¿Cómo revela el apóstol Pablo que las promesas de Dios hechas a Abrahán iban a ser cumplidas a través de un descendiente muy especial, Jesucristo? Génesis 17:1–8; Gálatas 3:16; Hebreos 2:14–16.

“Se habían dado profecías sencillas y específicas concernientes a la aparición del Prometido. A Adán se le dio la seguridad de la venida del Redentor. La sentencia pronunciada contra Satanás: ‘Enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar’ (Génesis 3:15), era para nuestros primeros padres la promesa de la redención que iba a obrarse por Cristo. A Abrahán se le dio la promesa que de su descendencia vendría el Salvador del mundo: ‘En tu simiente serán benditas todas las gentes de la tierra.’ (Génesis 22:18.) ‘No dice: Y a las simientes, como de muchos; sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo.’ (Gálatas 3:16.)”—Los Hechos de los Apóstoles, págs. 180, 181.


Lunes 16 de enero

2. EL NACIMIENTO DE LA SIMIENTE PROMETIDA

a. ¿Cómo sabemos que Abrahán era consciente que las promesas vendrían a través de un descendiente muy especial, Jesucristo? Juan 8:56.

“Se le dio [a Abrahán] una visión del sacrificio divino por el pecado. Tuvo una ilustración de ese sacrificio en su propia vida… Sobre el altar del sacrificio, colocó al hijo de la promesa, el hijo en el cual se concentraban sus esperanzas…

“Abrahán aprendió de Dios la mayor lección que haya sido dada a los mortales. Su oración porque pudiera ver a Cristo antes de morir fue contestada. Vio a Cristo; vio todo lo que el mortal puede ver y vivir. Mediante una entrega completa, pudo comprender esa visión referente a Cristo. Se le mostró que al dar a su Hijo unigénito para salvar a los pecadores de la ruina eterna, Dios hacía un sacrificio mayor y más asombroso que el que jamás pudiera hacer el hombre.”—El Deseado de Todas las Gentes, págs. 434, 435.

b. Viendo que Sara había pasado la edad de la maternidad, ¿qué hicieron Abrahán y Sara antes de que pudieran tener un hijo? Génesis 17:15–19; 18:9–14; Marcos 10:27.

“Me gustaría que todos comprendieran qué posibilidades y probabilidades hay para todos los que hacen de Cristo su suficiencia y su confianza. La vida escondida con Cristo en Dios siempre será un refugio; él puede decir: ‘Todo lo puedo en Cristo que me fortalece’ (Filipenses 4:13).”—Country Living, pág. 28.

c. ¿De qué manera el nacimiento milagroso de Isaac simboliza el nacimiento milagroso de la simiente prometida, Jesucristo? Isaías 7:14; Mateo 1:18–23.

“El nacimiento del hijo de Zacarías, como el del hijo de Abrahán y el de María, había de enseñar una gran verdad espiritual, una verdad que somos tardos en aprender y propensos a olvidar. Por nosotros mismos somos incapaces de hacer bien; pero lo que nosotros no podemos hacer será hecho por el poder de Dios en toda alma sumisa y creyente. Fue mediante la fe como fue dado el hijo de la promesa. Es por la fe como se engendra la vida espiritual, y somos capacitados para hacer las obras de justicia.”—El Deseado de Todas las Gentes, pág. 73.


Martes 17 de enero

3. MUERTE DE LA SIMIENTE PROMETIDA

a. Describa cómo Dios predijo la muerte de la simiente prometida, Jesucristo, a través del sacrificio de Isaac. Génesis 22:1–3, 9–13; Romanos 8:31, 32; Isaías 53:4–7.

“El carnero ofrecido en lugar de Isaac representaba al Hijo de Dios, que había de ser sacrificado en nuestro lugar. Cuando el hombre estaba condenado a la muerte por su transgresión de la ley de Dios, el Padre, mirando a su Hijo, dijo al pecador: ‘Vive, he hallado un rescate.’

“Fue para grabar en la mente de Abrahán la realidad del Evangelio, así como para probar su fe, por lo que Dios le mandó sacrificar a su hijo. La agonía que sufrió durante los aciagos días de aquella terrible prueba fue permitida para que comprendiera por su propia experiencia algo de la grandeza del sacrificio hecho por el Dios infinito en favor de la redención del hombre. Ninguna otra prueba podría haber causado a Abrahán tanta angustia como la que le causó el ofrecer a su hijo. Dios dio a su Hijo para que muriera en la agonía y la vergüenza. A los ángeles que presenciaron la humillación y la angustia del Hijo de Dios, no se les permitió intervenir como en el caso de Isaac. No hubo voz que clamara: ‘¡Basta!’ El Rey de la gloria dio su vida para salvar a la raza caída. ¿Qué mayor prueba se puede dar del infinito amor y de la compasión de Dios?”—Patriarcas y Profetas, pág. 150.

b. ¿Qué es significativo acerca de la expresión “tu único hijo” según Dios habló a Abrahán? Génesis 22:2; Marcos 1:11; 1 Juan 4:9.

“Nuestro Padre celestial entregó a su Hijo amado a las agonías de la crucifixión… El amado Hijo de Dios, el Redentor del mundo, fue insultado, mofado, escarnecido y torturado hasta que reclinó la cabeza en la muerte. ¿Qué prueba mayor podía dar el Ser infinito de su amor divino y compasión? [Se cita Romanos 8:32].”—A Fin de Conocerle, pág. 22.

“Por lo tanto, suframos alegremente algo por amor de Jesús, crucifiquemos diariamente el yo, y participemos aquí de los sufrimientos de Cristo, a fin de que seamos participantes con él de su gloria, y seamos coronados de gloria, honor, inmortalidad y vida eterna.”—Primeros Escritos, pág. 114.


Miércoles 18 de enero

4. RESURRECCIÓN DE LA SIMIENTE PROMETIDA

a. ¿Cómo mostró Dios a Abrahán que la simiente prometida, Jesucristo, debía ser el Salvador del mundo? Génesis 22:7, 8, 11–13; Hebreos 11:17–19.

“Cuando a Abrahán se le mandó ofrecer a su hijo en sacrificio, se despertó el interés de todos los seres celestiales. Con intenso fervor, observaron cada paso dado en cumplimiento de ese mandato. Cuando a la pregunta de Isaac: ‘¿Dónde está el cordero para el holocausto?’ Abrahán contestó: ‘Dios se proveerá de cordero;’ y cuando fue detenida la mano del padre en el momento mismo en que estaba por sacrificar a su hijo y el carnero que Dios había provisto fue ofrecido en lugar de Isaac, entonces se derramó luz sobre el misterio de la redención, y aun los ángeles comprendieron más claramente las medidas admirables que había tomado Dios para salvar al hombre.”—Patriarcas y Profetas, pág. 151.

b. ¿Qué maravillosa verdad le fue asegurada a Abrahán al sostenerse él de la promesa: “En Isaac te será llamada descendencia” (Génesis 21:12)? Génesis 22:5; Hebreos 11:18, 19.

“[Abrahán] fortaleció su alma espaciándose en las evidencias de la bondad y la fidelidad de Dios. Se le había dado este hijo inesperadamente; y el que le había dado este precioso regalo, ¿no tenía derecho a reclamar lo que era suyo? Entonces su fe le repitió la promesa: ‘En Isaac te será llamada descendencia’ (Génesis 21:12), una descendencia incontable, numerosa como la arena de las playas del mar. Isaac era el hijo de un milagro, y ¿no podía devolverle la vida el poder que se la había dado? Mirando más allá de lo visible, Abrahán comprendió la divina palabra, ‘considerando que aun de entre los muertos podía Dios resucitarle’ (Hebreos 11:19).”—Ídem., pág. 147.

c. ¿Cómo prefiguró esta verdad la verdadera simiente prometida, Jesucristo? Hechos 3:25, 26; 1 Pedro 1:18–21.

“[El Hijo de Dios] se levantó del sepulcro y proclamó sobre la tumba abierta de José: ‘Yo soy la resurrección y la vida’. Uno igual a Dios pasó por la muerte en nuestro favor. Probó la muerte por cada hombre para que por medio de él cada ser humano pudiera participar de la vida eterna.”—En Lugares Celestiales, pág. 13.


Jueves 19 de enero

5. HERENCIA DE LA SIMIENTE PROMETIDA

a. ¿Qué herencia prometió Dios a Abrahán y su descendencia? Génesis 17:7, 8; Salmo 105:6–11. ¿Cómo simboliza esto la herencia de Cristo? Daniel 7:13, 14, 18; Mateo 25:31–34.

“El lenguaje humano no alcanza a expresar el valor de la herencia inmortal. La gloria, las riquezas y el honor ofrecidos por el Hijo de Dios son de valor tan infinito, que está más allá de la capacidad del hombre y aun de los ángeles el dar una idea justa de su dignidad, su excelencia y su magnificencia.”—Testimonios para la Iglesia, tomo 2, pág. 38.

b. ¿Cómo podemos tener la seguridad de que Dios cumplirá sus promesas y dará a sus hijos la Tierra Prometida? Hebreos 6:13–18; Juan 14:1–3.

“Por largo tiempo hemos esperado el retorno del Señor. Pero la promesa es, de todos modos, segura. Pronto estaremos en nuestro hogar prometido. Allí Jesús nos pastoreará junto al río de la vida que sale del trono de Dios y nos explicará las tenebrosas providencias a través de las cuales nos condujo para perfeccionar nuestros caracteres. Allí contemplaremos con clara visión las bellezas del Edén restaurado. Echando a los pies del Redentor las coronas que ha puesto sobre nuestras sienes, y tocando las arpas doradas, henchiremos el cielo entero con la alabanza debida al que está sentado sobre el trono.”—Ídem., tomo 8, pág. 265.


Viernes 20 de enero

PREGUNTAS DE REPASO PERSONAL

1. ¿Cómo Dios reveló a Abrahán el Evangelio?

2. ¿Qué milagro declara que Cristo es de origen divino?

3. ¿De qué modo la experiencia de Abrahán e Isaac revela las profundidades del sacrificio que Dios hizo por la humanidad?

4. ¿Por qué la resurrección es tan importante para el creyente?

5. ¿Qué no deberíamos olvidar jamás mientras esperamos la tierra de la herencia?

 <<    >>