Domingo
10 de junio
1. DEBEMOS SER TOLERANTES
a. ¿Qué lección trataba Jesús de enseñar a Pedro acerca de su opinión del perdón? Mateo 18:21, 22.
“Los rabinos limitaban a tres las ofensas perdonables. Pedro, creyendo cumplir la enseñanza de Cristo, pensó extenderlas a siete, el número que significa la perfección. Pero Cristo enseñó que nunca debemos cansarnos de perdonar.”—Palabras de Vida del Gran Maestro, pág. 190.
b. ¿Cómo debemos tratar a los que nos hieren? ¿Por qué? Lucas 17:3; Gálatas 6:1.
“Con demasiada frecuencia, cuando se cometen faltas en forma repetida y el que las comete las confiesa, el perjudicado se cansa, y piensa que ya ha perdonado lo suficiente...
“Si tus hermanos yerran debes perdonarlos... No debes decir... No creo que sientan su confesión. ¿Qué derecho tienes para juzgarlos, como si pudieras leer el corazón?... Y no sólo siete veces, sino setenta veces siete, tan frecuentemente como Dios te perdona.”—Ídem., págs. 194, 195.
Lunes
11 de junio
2. UNA GRAN DEUDA PERDONADA
a. En la parábola de los deudores, ¿qué destino iba a tener un siervo que debía una gran suma a su rey? Mateo 18:23–25.
b. ¿Cómo respondió el rey a la súplica de misericordia del siervo? Mateo 18:26, 27.
“El perdón concedido por este rey representa un perdón divino de todo pecado. Cristo es representado por el rey, que, movido a compasión, perdonó al siervo deudor. El hombre estaba bajo la condenación de la ley quebrantada. No podía salvarse a sí mismo, y por esta razón Cristo vino a este mundo, revistió su divinidad con la humanidad, y dio su vida, el justo por el injusto. Se dio a sí mismo por nuestros pecados, y ofrece gratuitamente a toda alma el perdón comprado con su sangre. ‘En Jehová hay misericordia. Y abundante redención con él’ (Salmo 130:7).”—Palabras de Vida del Gran Maestro, pág. 191.
c. En vista de que hemos recibido abundante perdón de Cristo por nuestros propios pecados, ¿bajo qué obligación nos coloca este perdón? 1 Juan 4:11; Mateo 10:8.
“No hay pecados que [Dios] no perdonará por medio del Señor Jesucristo. Esta es la única esperanza del pecador, y si descansa en ella con fe sincera, puede estar seguro del perdón pleno y gratuito. Hay sólo un canal y éste es accesible a todos y por medio de este canal el alma penitente y contrita recibe abundante perdón y hasta los pecados más negros son lavados.”—La Fe por la Cual Vivo, pág. 104.
“Nosotros mismos debemos todo a la abundante gracia de Dios. La gracia en el pacto ordenó nuestra adopción. La gracia en el Salvador efectuó nuestra redención, nuestra regeneración y nuestra exaltación a ser coherederos con Cristo. Sea revelada esta gracia a otros.”—Palabras de Vida del Gran Maestro, pág. 195.
“Nada puede justificar un espíritu no perdonador. El que no es misericordioso hacia otros, muestra que él mismo no es participante de la gracia perdonadora de Dios. En el perdón de Dios el corazón del que yerra se acerca al gran Corazón de amor infinito. La corriente de compasión divina fluye al alma del pecador, y de él hacia las almas de los demás. La ternura y la misericordia que Cristo ha revelado en su propia vida preciosa se verán en los que llegan a ser participantes de su gracia.”—Ídem., pág. 196.
Martes
12 de junio
3. ALBERGANDO UN ESPÍRITU INCLEMENTE
a. ¿Cómo el siervo al que se le había perdonado una gran deuda trató a uno de sus consiervos que le debía una muy pequeña suma? Mateo 18:28–30.
“En la parábola se revocó la sentencia cuando el deudor pidió una prórroga, con la promesa: ‘Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo.’ Toda la deuda fue cancelada, y pronto se le dio una oportunidad de seguir el ejemplo del Señor que le había perdonado. Al salir, se encontró con un consiervo que le debía una pequeña suma. Se le habían perdonado diez mil talentos, y el deudor le debía cien denarios. Pero el que había sido tratado tan misericordiosamente, trató a su consiervo en una forma completamente distinta. Su deudor le hizo una súplica similar a la que él mismo había hecho al rey, pero sin un resultado semejante. El que tan recientemente había sido perdonado no fue compasivo ni misericordioso. Al tratar a su consiervo no ejerció la misericordia que le había sido mostrada.”—Palabras de Vida del Gran Maestro, págs. 191, 192.
b. ¿Qué hizo el rey cuando oyó sobre esta acción inmisericorde? Mateo 18:31–34. ¿Qué lección nos enseña esta parábola?
“El que rehúsa perdonar está desechando por este hecho su propia esperanza de perdón.”—Ídem., pág. 193.
c. ¿Qué modelo de perdón nos dejó Jesús en su propia vida? 1 Pedro 2:23; Lucas 23:34. ¿Cómo fallamos a menudo en este sentido?
“Necesitamos tener el amor de Cristo para no albergar un espíritu implacable. No pensemos que a menos que los que nos han ofendido confiesen sus errores estaremos justificados si no los perdonamos. No debiéramos acumular agravios, manteniéndolos en el corazón hasta que el que pensamos que es culpable humille su corazón mediante el arrepentimiento y la confesión... Por más dolorosamente que se nos haya herido, no debiéramos atesorar nuestros agravios y simpatizar con nosotros mismos por causa de las ofensas que se nos han inferido, sino que de la misma manera como esperamos que se nos perdonen nuestras ofensas a Dios, así debemos perdonar a los que nos han hecho mal.”—Hijos e Hijas de Dios, pág. 146.
Miércoles
13 de junio
4. LA CONDICIÓN PARA RECIBIR PERDÓN
a. ¿Qué principio de perdón presenta Jesús en la oración que enseñó a sus discípulos? Mateo 6:12, 14, 15. ¿Cómo únicamente podemos orar sinceramente esta oración?
“Aquí se solicita una gran bendición en forma condicional. Nosotros mismos establecemos esas condiciones. Pedimos que la misericordia de Dios hacia nosotros sea medida por la misericordia que manifestamos a los demás. Cristo declara que ésta es la regla mediante la cual Dios tratará con nosotros: ‘Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas’ (Mateo 6:14, 15). ¡Maravillosos términos! Pero cuán poco comprendidos y practicados son. Uno de los pecados más comunes y que produce los resultados más perniciosos es el sometimiento a un espíritu no perdonador. Cuántos albergan animosidad o deseos de venganza y acto seguido se inclinan delante de Dios para pedirle que los perdone como ellos perdonan. Ciertamente no pueden tener una verdadera comprensión de la importancia de esta oración, pues si así no fuera no se atreverían a pronunciarla. Dependemos de la misericordia perdonadora de Dios cada día y a cada hora. ¿Cómo podemos, entonces, albergar amargura y malignidad hacia nuestros semejantes pecadores?”—La Maravillosa Gracia de Dios, pág. 328.
b. ¿Qué podemos esperar si manifestamos un espíritu no perdonador hacia los demás, y por qué? Mateo 6:15; 18:34, 35.
“No somos perdonados porque perdonamos, sino como perdonamos. La base de todo el perdón se encuentra en el amor inmerecido de Dios; pero por nuestra actitud hacia otros mostramos si hemos hecho nuestro ese amor. Por lo tanto Cristo dice: ‘Con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados; y con la medida con que medís, os volverán a medir’ (Mateo 7:2).”—Palabras de Vida del Gran Maestro, págs. 196, 197.
c. ¿Cómo podemos manifestar a los demás el perdón verdadero? Efesios 4:32.
“Vean en la ternura y misericordia que Jesús reveló en su preciosa vida un ejemplo de la manera en que nosotros debemos tratar a nuestros semejantes.”—Mi Vida Hoy, pág. 242.
Jueves
14 de junio
5. EL AMOR INSPIRA PERDÓN
a. ¿Qué intercambio hizo Cristo en nuestro favor? 1 Pedro 3:18.
“Cristo fue tratado como nosotros merecemos a fin de que nosotros pudiésemos ser tratados como él merece. Fue condenado por nuestros pecados, en los que no había participado, a fin de que nosotros pudiésemos ser justificados por su justicia, en la cual no habíamos participado. Él sufrió la muerte nuestra, a fin de que pudiésemos recibir la vida suya. ‘Por su llaga fuimos nosotros curados’ (Isaías 53:5).”—El Deseado de Todas las Gentes, págs. 16, 17.
b. ¿Qué pide de nosotros a cambio? Juan 13:34.
“Con frecuencia habéis necesitado el perdón de Jesús. Habéis dependido constantemente de su compasión y amor. Sin embargo, ¿no habéis dejado de manifestar hacia otros el espíritu que Cristo manifestó hacia vosotros? ¿Habéis sentido preocupación por aquel a quien visteis aventurarse por sendas prohibidas? ¿Le habéis amonestado bondadosamente? ¿Habéis llorado y orado por él y con él? ¿Habéis demostrado por vuestras palabras de ternura y actos bondadosos que le amabais y deseabais salvarle?”—Testimonios para la Iglesia, tomo 5, pág. 575.
Viernes
15 de junio
PREGUNTAS DE REPASO PERSONAL
1. ¿Cuál debe ser nuestra actitud cuando nuestro hermano o hermana nos hiere varias veces y luego dice que le perdonemos? ¿Por qué?
2. ¿Cómo debemos aprender a tener paciencia con los demás? Si no podemos tener paciencia con nuestros hermanos y hermanas, ¿qué dice esto sobre nosotros?
3. Si los que nos han herido no confiesan lo que han hecho, ¿qué debemos hacer? ¿Por qué?
4. ¿Qué nos falta cuando no perdonamos a los demás?
5. ¿Cómo podemos mostrar la compasión y el perdón de Cristo hacia los que están extraviados?