Domingo
17 de junio
1. UNA PREGUNTA SOBRE AUTORIDAD
a. ¿Qué pregunta hicieron a Cristo los principales sacerdotes y ancianos? Mateo 21:23.
“Antes los gobernantes [de Israel] le habían pedido evidencias de su carácter de Mesías. Ahora decidieron exigirle, no una señal de su autoridad, sino alguna admisión o declaración por la cual pudiera ser condenado...
“Esperaban que afirmase que su autoridad procedía de Dios. Se proponían negar un aserto tal.”—El Deseado de Todas las Gentes, pág. 544.
b. En cambio, ¿qué pregunta les hizo Cristo, y qué respuesta recibió? Mateo 21:24–27.
“En su debate con los rabinos, no era el propósito de Cristo humillar a sus contrincantes. No se alegraba de verlos en apuros. Tenía una importante lección que enseñar. Había mortificado a sus enemigos permitiéndoles caer en la red que le habían tendido. Al reconocer ellos su ignorancia en cuanto al carácter de Juan el Bautista, dieron a Jesús oportunidad de hablar, y él la aprovechó presentándoles su verdadera condición y añadiendo otras amonestaciones a las muchas ya dadas.”—Ídem., pág. 545.
Lunes
18 de junio
2. LA PARÁBOLA DE LOS DOS HIJOS
a. ¿Con qué parábola reveló Cristo los secretos de los corazones de los principales sacerdotes y ancianos? Mateo 21:28–31 (primera parte).
b. Entre los judíos, ¿quiénes estaban más cerca del reino de Dios que los gobernantes? Mateo 21:31 (última parte), 32.
“Cualquier cosa que se haga por puro amor, por pequeña o despreciable que sea a la vista de los hombres, es completamente fructífera; porque Dios considera más con cuánto amor se trabajó que la cantidad lograda.”—Testimonios para la Iglesia, tomo 2, pág. 123.
“No son los grandes resultados que podamos obtener, sino los motivos que nos impulsan a actuar, los que tienen valor para Dios. Él aprecia la bondad y la fidelidad más que la grandeza de la obra realizada.”—Ídem., pág. 453.
c. ¿Cómo podemos parecernos al hijo mayor en la parábola de los dos hijos? 1 Juan 3:7; Santiago 4:17.
“Muchos pretenden hoy día obedecer los mandamientos de Dios, pero no tienen en sus corazones el amor de Dios que fluye hacia otros. Cristo los llama a unirse con él en su obra por la salvación del mundo, pero ellos se contentan diciendo: ‘Yo, señor, voy.’ Pero no van. No cooperan con los que están realizando el servicio de Dios. Son perezosos. Como el hijo infiel, hacen a Dios promesas falsas... Profesan ser hijos de Dios, pero en su vida y carácter niegan su relación con él. No se rinden a la voluntad de Dios. Están viviendo una mentira.
“Aparentan cumplir la promesa de obedecer cuando ello no implica sacrificio; pero cuando se requieren sacrificio y abnegación, cuando ven que han de alzar la cruz se echan atrás. Así la convicción del deber se esfuma, y la transgresión de los mandamientos de Dios llega a ser un hábito. El oído puede oír la voz de Dios, pero las facultades espirituales perceptivas han desaparecido. El corazón está endurecido, la conciencia cauterizada.
“No penséis que porque no manifestéis una decidida hostilidad hacia Cristo le estáis sirviendo. De esa manera engañamos nuestras almas. Al retener lo que Dios nos ha dado para usarlo en su servicio, ya sea tiempo o medios, o cualquiera otro de los dones que nos confirió, trabajamos contra él.”—Palabras de Vida del Gran Maestro, págs. 221, 222.
Martes
19 de junio
3. ¿HEMOS ACEPTADO LA INVITACIÓN?
a. ¿Con qué invitación del Salvador muchos serán probados? Mateo 21:28.
“En la orden: ‘Ve a trabajar en mi viña,’ se presenta a cada alma una prueba de sinceridad. ¿Habrá hechos tanto como palabras? ¿Usará el que es llamado todo el conocimiento que tiene, trabajando fiel y desinteresadamente para el Dueño de la viña?”—Palabras de Vida del Gran Maestro, pág. 224.
b. ¿Qué labor tiene el Señor para que cada uno de nosotros haga? ¿Qué incluye esta labor? 2 Pedro 1:2–7.
“Si cultivas fielmente la viña de tu alma, Dios te está haciendo obrero juntamente con él. Y tendrás una obra que hacer no sólo por ti mismo, sino por otros. Al representar a la iglesia por una viña, Cristo no enseña que hemos de limitar nuestras simpatías y trabajos a los nuestros. La viña del Señor ha de ser agrandada. Él desea que sea extendida a todas partes de la tierra. Cuando recibimos la instrucción y la gracia de Dios, debemos impartir a otros un conocimiento referente a la forma de cuidar de las preciosas plantas. Así podemos extender la viña del Señor. Dios está aguardando evidencias de nuestra fe, amor y paciencia.”—Ídem., págs. 224, 225.
c. ¿Quién es nuestro gran ejemplo en hacer esta obra? Salmo 40:8.
“Consideremos la vida de Cristo. Como cabeza de la humanidad, sirviendo a su Padre, es un ejemplo de lo que cada hijo debe y puede ser. La obediencia que Cristo rindió es la que Dios requiere de los seres humanos hoy día. Él sirvió a su Padre con amor, con buena voluntad y libertad. ‘Me complazco en hacer tu voluntad, oh Dios mío —declara él—; y tu ley está en medio de mi corazón’ (Salmo 40:8). Cristo no consideró demasiado grande ningún sacrificio ni demasiado dura ninguna labor, a fin de realizar la obra que él vino a hacer. A la edad de doce años: ‘¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me conviene estar?’ (Lucas 2:49). Había oído el llamamiento y había emprendido la obra. Dijo él: ‘Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra’ (Juan 4:34).”—Ídem., pág. 225.
Miércoles
20 de junio
4. PONIENDO NUESTRO MAYOR ESFUERZO A SU SERVICIO
a. Mientras trabajamos para él, ¿hasta qué punto quiere el Señor que nos entreguemos a él? 1 Tesalonicenses 5:23.
“En todo nuestro servicio se requiere una entrega completa del yo. El deber más humilde, hecho con sinceridad y olvido de sí mismo, es más agradable a Dios que el mayor trabajo cuando está echado a perder por el engrandecimiento propio. Él mira para ver cuánto del Espíritu de Cristo abrigamos y cuánta de la semejanza de Cristo revela nuestra obra. Él considera mayores el amor y la fidelidad con que trabajamos que la cantidad que efectuamos.”—Palabras de Vida del Gran Maestro, pág. 332.
“El que verdaderamente ama y teme a Dios, y lucha con entereza de propósito para hacer su voluntad, pondrá su cuerpo, su mente, su corazón, su alma y su fuerza al servicio de Dios... Los que están decididos a hacer de la voluntad de Dios la suya, deben servir y agradar a Dios en todo.”—En Lugares Celestiales, pág. 190.
b. ¿Cuándo es complacido el Señor? Marcos 1:11; Juan 8:29; 14:21; 15:10.
“No debemos observar los mandamientos con el único fin de asegurarnos el cielo, sino para complacer al Señor quien murió para salvar a los pecadores de morir por la transgresión de la ley del Padre… Es una triste decisión la de seguir a Cristo desde tan lejos como sea posible y aventurarse a llegar tan cerca del borde de la perdición como se pueda, sin caer al abismo.”—El Cristo Triunfante, pág. 79.
“Debéis agradar a Dios en todos los aspectos de la formación de vuestro carácter. Podéis hacerlo, pues Enoc agradó al Señor aunque vivía en una época degenerada. Y en nuestros días también hay Enocs.”—Palabras de Vida del Gran Maestro, pág. 267.
c. ¿Qué clase de servicio es una abominación para Dios? Mateo 15:8, 9.
“Algunos de los que pretenden amar a Jesús son engañadores, y su religión es sólo de labios. No transforma el carácter. No pone de manifiesto la obra interior de la gracia. Los tales no dan evidencia de que hayan aprendido jamás en la escuela de Cristo las lecciones de mansedumbre y de humildad de corazón. No revelan por medio de su vida o su carácter que están llevando el yugo de Cristo ni sus cargas. No están alcanzando la norma que Dios les da por medio de su Palabra, sino meramente una norma humana.”—Cada Día con Dios, pág. 299.
Jueves
21 de junio
5. LAS BENDICIONES DE UN COMPROMISO COMPLETO
a. ¿Qué maravillosas promesas son dadas a los que sirven al Señor en hechos y en verdad? Juan 14:23; Mateo 7:24, 25.
“El Señor dice de los que le sirven fielmente: ‘Serán para mí especial tesoro..., en el día que yo tengo de hacer: y perdonarélos como el hombre que perdona a su hijo que le sirve’ (Malaquías 3:17).”—Palabras de Vida del Gran Maestro, pág. 225.
“Mientras confiemos en el poder salvador de Cristo, todos los artificios y ardides de la hueste caída no pueden hacer nada para dañarnos. Los ángeles celestiales están constantemente con nosotros, guiando y protegiendo. Dios ha ordenado que tengamos su poder salvador con nosotros para capacitarnos para cumplir toda su voluntad. Aferrémonos de las promesas y acariciémoslas momento tras momento. Creamos que Dios dice exactamente lo que dice...
“Al aferrarnos del poder que es así colocado dentro de nuestro alcance, recibimos una esperanza tan poderosa que podemos descansar plenamente sobre las promesas de Dios; y aferrándonos de las posibilidades que hay en Cristo, llegamos a ser los hijos y las hijas de Dios.”—En Lugares Celestiales, pág. 34.
“Al hombre le es concedido el privilegio de convertirse en heredero de Dios y coheredero con Cristo. A los que han sido así exaltados, les son reveladas las inescrutables riquezas de Cristo, que son mil veces más valiosas que las riquezas del mundo. Por los méritos de Jesucristo, el hombre finito es elevado a la compañía de Dios y su amado Hijo.”—In Heavenly Places, pág. 32.
Viernes
22 de junio
PREGUNTAS DE REPASO PERSONAL
1. Aunque Cristo no tuvo la intención de humillar a los rabinos, ¿cuál fue el propósito de su respuesta a ellos?
2. ¿Qué nos hace retroceder ante el servicio de Cristo, como el hijo mayor en la parábola de los dos hijos?
3. ¿Cómo podemos seguir el ejemplo de obediencia de Cristo cuando estuvo en esta tierra?
4. ¿Cómo únicamente podremos ser hacedores de su Palabra no efectuando solamente un servicio de vanas palabras?
5. ¿Qué es posible para nosotros cuando confiamos en el poder salvador de Dios?