Ofrenda del Primer Sábado Para Asistencia Mundial en Catástrofes
En los últimos días, “habrá grandes terremotos, y en diferentes lugares hambres y pestilencias… y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas” (Lucas 21:11, 25).
¿Es necesario mencionar los huracanes, ciclones, tsunamis, tornados, terremotos, hambrunas y pestes de esta década? Las catástrofes están costando muchas vidas. Decenas de miles de muertes ocurren generalmente antes de que la escasez de alimentos sea reportada por las principales fuentes de noticias, más de 3.000 por el frío, 2.000 por la sequía, etc. Sin embargo, el corazón de amor infinito de nuestro Padre lo siente todo.
“Es muy natural que los seres humanos piensen que las grandes calamidades son una señal segura de grandes crímenes y enormes pecados; sin embargo, los hombres se equivocan con frecuencia al medir así el carácter. No estamos viviendo en el tiempo del juicio final. [Ahora] están mezclados el bien y el mal, y las calamidades descienden sobre todos. A veces ciertamente los hombres traspasan la línea hasta donde actúa el cuidado protector de Dios, y entonces Satanás ejerce su poder sobre ellos y Dios no se interpone. Job fue terriblemente afligido, y sus amigos procuraron hacerle reconocer que su sufrimiento era el resultado del pecado, e hicieron que él se sintiera bajo condenación. Presentaron el caso de él como el de un gran pecador; pero el Señor los reprendió por la forma en que juzgaban a su fiel siervo.”—Comentario Bíblico ASD [Comentarios de E. G. de White], tomo 3, pág. 1158.
Entonces, ¿qué ocurre con las almas que sufren bajo todas estas calamidades? De hecho, los inocentes a menudo sufren junto con los culpables. Las casas son destruidas, las cosechas arruinadas, las vidas afectadas. ¿Cuál es nuestro deber?
“Dejar a un vecino sufriente sin atender a sus necesidades, equivale a abrir una brecha en la ley de Dios… Debemos cuidar cada caso de sufrimiento, y considerarnos instrumentos de Dios para aliviar al necesitado hasta donde nos lo permita nuestra habilidad… Debemos hacer el bien a todos los hombres, y especialmente a aquellos que son domésticos de la fe.”—Hijos e Hijas de Dios, pág. 54.
“[Dios] ciertamente juzgará a aquellos que descuidan su posesión comprada, que dejan que el sufriente perezca cuando está en su poder aliviarlo.”—The Review and Herald, 10 de diciembre, 1895.
Por favor, hagamos todo lo posible cuando la Ofrenda del Primer Sábado se recolecte para la Asistencia Mundial en Catástrofes, sabiendo que al asistir a los que sufren ante Dios, le estamos sirviendo a él.
El Departamento de Asistencia Social de la Conferencia General